May 05, 2009

Un Capitulo II

Suspiró profundo.. Y supo desde entonces que cada vez que recordara esa noche, una sonrisa se asomaría en su rostro. 
Jamas la olvidaría.

Llegó aquella noche desesperada, cansada de las cuatro paredes de su tan acojedora habitación que en esta ocación no hacía mas que evaporale las pocas energías que le quedaban. Más que eso, estaba cansada de ella misma. Realizó una llamada que pensó tantas veces en hacer, una llamada que la comprometería, porque después no habría vuelta atrás.

El contestó como siempre, como si estuviera esperandola, reconfortante desde luego, porque desde que lo escuchó sabía que había hecho lo correcto. Como inconsciente llego al lugar, su auto sabía el camino de memoria y con nervios escondidos fue recibida.

Quién diría que iba a parar allá, en aquel lugar y con aquel muchacho que esta vez con todo derecho podía hecharla sin tener que dar explicación alguna, más, no lo hizo. Se sentó pasciente a escuchar cada palabra que ella decía, y mientras su mano aguantaba su cabeza con gesto de conversación aburrida, el miel de sus ojos miraba fijamente el significado oculto de cada frase que salía de su boca.. algunos no muy placenteros, otros, incomprensibles, pero escuchaba y eso era más que suficiente.

Esa noche seca, sin brisa que desviara la conversación por un instante, una nube que asomaba sus narices era lo que faltaba para traumatizar mas el ambiente. Era una sobrecarga de información que el valiente muchacho asumía sin obligación alguna y de la persona que menos lo esperaba. Ella esta completamente loca! Había abrierto todas las puertas de todos sus secretos y estaba allí, desnuda el alma, la mente, el corazón, vulnerable, triste, cansada, confundida y mil cosas más que desató la lluvia cuando no aguantó más, y sus ojos.. humedecidos de la verguenza.

El sin embargo, como pañuelo, secó la sangre de sus heridas, un sueño tan real que hacía que el sosiego que él llevaba a su alma fuera más importante que todos los problemas que pudo haber tenido jamás... Porque fue al final de la noche que se percató que hacerlo parte de su vida era lo que le había devuelto las energías, era lo que la había hecho felíz.

Suspiró profundo.. 
Y supo desde entonces que cada vez que recordara esa noche, una sonrisa se asomaría en su rostro. 
Jamas la olvidaría.

1 comment:

El muchacho said...

Uno de mis ojos color miel pestaña con picardia y de mi boca solo sale decir que estare aqui si me nesecitas, trabajo 27 horas al dia.